Esos tres segundos y medios en los que notas que alguien observa tu tatuaje de forma insinuante y abre su boca como en cámara lenta se puede comparar fácilmente al anuncio de una cadena nacional en la radio. Miedo, irritación y resignación impetuosa de la inevitable estupidez humana.
Y luego sale como vómito.
‘Qué lindo/feo tu tatuaje…¿qué significa?’
Es en ese preciso instante que sucumbo ante la necesidad de darle significado hasta al pedazo de helado estrellado contra la acera y digo la primera pomposidad que se me ocurre para satisfacer la curiosidad de quien pregunta. Si ven una flor, hacen esa pregunta; si te tatúas una luna, te hacen esa pregunta; si comes una arepa, te hacen esa f*cking pregunta.
Dependiendo de mi humor respondo: “las rayas en el hinduismo son un símbolo de actividad y movimiento. Eso es porque es uno de los tres componentes del prakriti, que es la materia y las rayas es eso que la mueve. Es la pasión o la excitación que te lleva a actuar, a ser” o alguna malintensidad parecida que busqué por Wikipedia.
Porque no, mi tatuaje no tiene un significado conciso. Significa un momento, una persona y un lugar en mi vida. Sin embargo esa es una respuesta que no satisface a muchos, así que la reacción común a ella es “¿vas a tener algo que no tiene significado para el resto de tu vida?”.
Ugh.
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Las causas de este miserable instante las he resumido a dos: Ganas de hacer conversación (cosa que es perfectamente entendible) y ganas de jod*r.
En caso de ser por la primera causa, les ofreceré mi empatía. Hacer preguntas estúpidas también parece ser, en contra de mi voluntad, mi solución a momentos de incómodo silencio. Como cuando voy a rumba donde de broma conozco la marca de cervezas que ofrecen, y no se me ocurre nada mejor que preguntar a lo esposa desdichada de los cincuentas sobre el clima o incluso sobre el origen de su nombre.
¿A quién le importa el origen de su nombre, pana? Y ciertamente, ¿a quién le importa si un tatuaje tiene significado o no?
En caso de ser la segunda causa, les diré a ustedes, tatuados frustrados por “personas preguntadoras crónicas”, que el significado que esa hermosa marca indeleble de tinta que llevan en su piel es hermosa (siempre y cuando no sean los ojos de Chávez o la cara de Maduro) y que cualquier significado que tú le asignes a él está bien. Siempre y cuando te haga feliz. Porque los nazis de los tatuajes son aquellos que casi siempre le lloran hasta a su tatarabuela cada vez que ven una aguja, así que no vale la pena responderles a ellos.
De cualquier forma, esta es una tragedia que entra en segundo plano cuando chocamos nuestro carrito con la realidad, una realidad que nos muestra a los tatatuadores cobrando en dólares por su arte y a mí pidiéndole a mi papá efectivo para la camionetica.
«Pelabolismo» por todas partes.

Pero gracias por preguntar.