
Todas sabemos y hemos experimentado lo suficiente de la cultura patriarcal latinoamericana como para esperar ciertos gestos por parte de los hombres así estemos saliendo o no con ellos. Muchos de estos actos son simplemente parte de la crianza de buenos modales de los hombres, mientras otros rayan en el machismo pasivo, el cual quizás no denigra a la mujer, pero le resta poder e igualdad a la relación de manera más sutil.
Para eso, queremos hacer la lista de experiencias que nos han pasado, y qué sentimos sobre ellas.
Abrir la puerta del carro = Depende

Si el hombre estaba afuera del carro y decidió abrirla por ti, bien. Así no tienes que preocuparte por agarrar la cartera, abrir la puerta y bajarte del carro sin mostrarle las pantaletas a nadie. Sin embargo, es innecesario que le de la vuelta al carro entero para abrirla.
Sacar la silla =
Aunque no sea totalmente necesario, sacar la silla para que una mujer se siente primero es un gesto bonito y cortés. Nada a lo que oponerse por acá.
Asumir que maneja el hombre =

¿Cuál es el problema con que la mujer maneje? Ponemos una situación: si están saliendo de un evento y él tomó unos cuantos tragos de más y tú estás sobria, es evidente quién debería manejar.
Abrir la puerta =
Este gesto también es cordial, pero si el hombre está cargando algo, o necesita ayuda, podemos ayudar nosotras con la puerta. Dando y dando, muchachas.
Siempre pagar la cuenta =

Woah, woah. Está bien que paguen la cuenta de vez en cuando, pero a nosotras también nos gusta invitar.
Pararse para saludar =
Como varios de los otros gestos de buenos modales, no es para nada necesario, sin embargo es un símbolo de respeto que siempre vamos a apreciar.
Ceder el puesto =
Este acto depende de la situación. Si la mujer está en tacones, ¡por el amor de Dios, dale el puesto! Pero si él hizo ejercicio y necesita descansar, pues tiene todo el derecho a la silla.
Cargar las cosas pesadas =

Sí agradecemos cuando nos ayudan a cargar algo pesado, porque seamos honestos: a nadie le gusta, podemos repartirnos el peso de manera que cada quien cargue lo que puede.
Ceder el paraguas =
Honestamente, aunque tampoco queremos que ellos se mojen bajo la lluvia, después de haber ido a la peluquería a que nos jalaran el pelo hasta alisarlo y haber planchado un vestido, sí preferimos tener el paraguas, y lo agradecemos.
Darle el suéter =
La verdad es que nunca está mal prestar un suéter si alguien tiene frío, independientemente de que sea hombre o mujer.
